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Cirugía del Bazo

El bazo es el mayor de los órganos linfáticos que posee el ser humano. Se localiza en el lado izquierdo del abdomen, justo por debajo del músculo diafragma, por detrás y a la izquierda del estómago y por encima del ángulo esplénico del colon y el riñón izquierdo. Se une al diafragma por el ligamento frenoesplénico y al peritoneo (membrana que reviste la cavidad abdominal) por una serie de bandas fibrosas que lo mantienen sujeto. Se relaciona posteriormente con la 9°, 10° y la 11° costilla izquierda. Está irrigado principalmente por la arteria esplénica, rama terminal del tronco celíaco.

Bazo

El bazo desempeña diversas funciones:

Funciones inmunitarias
En la actualidad, se conoce que el bazo es sumamente importante en la inmunidad tanto humoral como celular. Los antígenos son filtrados desde la sangre circulante y se transportan a los centros germinales del órgano, donde se sintetiza inmunoglobulina  M.  Además, el bazo es fundamental en la fagocitosis de las bacterias que tienen cápsula.[]

Funciones hemáticas
Son básicamente dos:

  • Hematopoyesis: durante el embarazo, el bazo se caracteriza por ser un importante productor de glóbulos rojos en el feto. Sin embargo, en los adultos esta función desaparece reactivándose únicamente en los trastornos mieloproliferativos que merman la capacidad de la médula ósea para producir una cantidad suficiente.
  • Maduración y destrucción de los glóbulos rojos: en el bazo se produce el moldeo de los reticulocitos, los glúbulos rojos que aun no han alcanzado su madurez, al mismo tiempo que se produce la eliminación de los glóbulos rojos viejos, anómalos o que se encuentran en mal estado. Cuando por diferentes motivos, el bazo es extirpado, los glóbulos rojos anormales que en presencia del bazo habrían sido destruidos aparecen presentes en la sangre periférica. Esta función es llevada a cabo entonces por el hígado y médula ósea. A pesar de que la función del bazo en el ser humano no consiste en el almacenamiento de glóbulos rojos, es un lugar clave para el depósito de hierro y contiene en su interior una parte considerable de las plaquetas y macrófagos (células del sistema inmunitario) disponibles para pasar al torrente sanguíneo en el momento que sea necesario.

El bazo es parte del sistema inmunológico y del sistema circulatorio humano que acompaña a los capilares, vasos y venas.

Posición
El bazo se explora con el paciente acostado boca arriba (posición de decúbito supino) y el examinador a la derecha del individuo y se le pide que respire normalmente. Habitualmente, el bazo no es palpable. Solamente en situaciones en las que sea más grande de lo normal se puede palpar su polo inferior.  En la exploración del bazo, se busca identificar el tamaño y la consistencia del mismo. El bazo también se puede explorar en la posición de Schuster en la que el paciente se recuesta sobre su costado derecho, con su pierna izquierda flexionada sobre su pierna derecha extendida y su mano izquierda abrazando la parte posterior de su cuello.

Esplenectomía
Los motivos por los que el bazo ha de ser extirpado son numerosos: linfoma, púrpura trombocitopénica idiopática (PTI), anemia hemolítica, tumores, metástasis, quistes, rotura traumática, etc.  La esplenectomía, que es el término médico usado para referirse a la extirpación quirúrgica total o parcial del bazo cuando este se encuentra dañado por diversos motivos, puede realizarse por medio de dos formas: por medio de la extirpación abierta o por medio de la extirpación laparoscópica. Ambas tienen sus indicaciones y no pueden realizarse en cualquier situación.

En la primera de ellas, el cirujano procede a la realización de una incisión en la línea media o en el lado izquierdo del abdomen, concretamente debajo de las costillas. Tras localizar el órgano, el cirujano lo extirpará. Una vez que el equipo médico al cargo de la operación certifica que no existe ningún tipo de sangrado en el abdomen, se sutura la incisión y usualmente se coloca algún tipo de drenaje abdominal. Este tipo de incisiones se utiliza en situaciones de emergencia, cuando se ha producido una rotura traumática del bazo, está sangrando y debe de ser extirpado con la mayor rapidez posible. También se realiza extirpación abierta en el caso de que el tamaño del bazo sea tal que no permita su manejo por laparoscopia.

Cirugía del bazo

En el resto de los casos, lo habitual es realizar un abordaje laparoscópico (esplenectomía laparoscópica). En este caso, el paciente se sitúa en la mesa de operaciones tumbado sobre el costado derecho (decúbito lateral derecho). A través de 3 o 4 pequeñas incisiones de 1 cm se introducen una cámara y el material necesario para la realización de la cirugía, la cual se va a poder visualizar a través de uno o varios monitores de televisión situados en el quirófano.  Una vez llevada a cabo la extirpación, el bazo es extraído en una bolsa ampliando alguna de las incisiones previas o haciendo una pequeña incisión sobre el pubis. Normalmente se deja un drenaje de seguridad en el lecho quirúrgico que es retirado a las 24-48 horas de la intervención. El postoperatorio es mucho más cómodo que tras la cirugía abierta pues, al evitar las grandes incisiones, el dolor postoperatorio es mucho menor, la agresión bastante menor y la recuperación funcional mucho más rápida, permitiendo irse de alta al paciente de manera más temprana que con la cirugía habitual.

Bazo cirugía

Por otro lado, no hay que olvidar que el abordaje laparoscópico requiere una habilidad y un entrenamiento que no todo el mundo posee, por lo que es importante que esta cirugía sea realizada por manos expertas. En ellas, las complicaciones van a ser mínimas y aumentan la garantía de éxito.

No hay que olvidar que una vez extirpado el bazo es necesario que el paciente reciba la vacuna antineumocócina, antimeningocócica y antigripal y que hay que recibir recuerdos de estas vacunas cada 3-5 años, siguiendo siempre las recomendaciones de su médico.

Dr. Mario Serradilla Martín
Director Adjunto CLB Granada

Cirugía de las glándulas suprarrenales

Las glándulas suprarrenales son dos estructuras retroperitoneales situadas encima de ambos riñones, la derecha de forma triangular y la izquierda de forma semilunar. Su función principal es la de regular las respuestas al estrés, a través de la síntesis de corticosteroides (principalmente cortisol) y catecolaminas (sobre todo adrenalina).

cirugía de las glándulas suprarrenales

En determinadas ocasiones, es necesario extirpar una o las dos glándulas suprarrenales por determinadas causas. Dichos casos son los siguientes:

  • Tumores suprarrenales malignos.
  • Tumores suprarrenales benignos, tales como feocromocitoma.
  • Cuando hay síntomas derivados de la producción excesiva de hormonas (por ejemplo, el  síndrome de Cushing).
  • Una gran masa suprarrenal no funcionante.
  • Una masa suprarrenal cuyo origen no es posible filiar.

Normalmente, se realizan una serie de pruebas diagnósticas para determinar el origen de la lesión suprarrenal. Habitualmente se lleva a cabo una analítica de sangre y orina completas, acompañadas de una o varias pruebas de imagen, como la ecografía, la tomografía (TAC) o la resonancia magnética (RMN), y/o de medicina nuclear como la gammagrafía. Dichas pruebas nos van a permitir determinar el origen de la lesión. En algunas ocasiones, es posible que dichas lesiones no se puedan filiar por la analítica ni las pruebas radiológicas realizadas,, siendo  necesaria una intervención quirúrgica si las características radiológicas son sospechosas de malignidad.

Dependiendo del tipo de lesión, a veces es necesaria la administración de medicación antes de la intervención para que esta se lleve a cabo en las condiciones más óptimas para el paciente.

TIPOS DE INTERVENCIÓN
La suprarrenalectomía (extirpación de una glándula suprarrenal) puede realizarse mediante cirugía abierta o convencional y mediante cirugía laparoscópica.

Suprarrenalectomía abdominal abierta
Se extirpan las glándulas suprarrenales a través de una incisión justo debajo de las costillas. La glándula suprarrenal se separa cuidadosamente del riñón y se extirpa. Este tipo de intervención se realiza habitualmente ante la presencia de tumores de gran tamaño (> 6 cm) y cuando hay sospecha de infiltración de órganos vecinos. Habitualmente se suele colocar un drenaje en el lecho de la cirugía para evitar el acúmulo de líquido y se retirará a los 2 ó 3 días. Si bien cuando el quipo tiene experiencia en cirugía laparoscópica se extirpan tumores de hasta 10 cm de diámetro, como hemos realizado en algunos casos en nuestro centro.

Suprarrenalectomía laparoscópica
El cirujano realiza 3 ó 4 incisiones de 1 cm en el abdomen por los que se introducen unos trócares a través de los cuales se va a introducir una cámara y el material quirúrgico.  Para optimizar la visualización, el abdomen se llena con gas (CO2). Con frecuencia, las incisiones son lo suficientemente pequeñas como para cerrarse sólo con un par de puntos o grapas, y cubrirse con vendajes pequeños.

cirugía de las glándulas suprarrenales por laparoscópia

Suprarrenalectomía por abordaje retroperitoneal
En este caso, el abordaje se realiza a través de pequeñas incisiones en la espalda. Está indicado en pacientes muy obesos o que tengan múltiples intervenciones abdominales. El inconveniente es que no se puede explorar el resto del abdomen.

Tras la cirugía, se envía la pieza extirpada para estudio anatomopatológico.

El tiempo de la cirugía va a depender del tamaño del tumor, y de las características de paciente y de la experiencia del equipo quirúrgico, oscilando entre 1:30h y 3h.

CONTROL DEL DOLOR
El dolor es mucho menor cuando se realiza el abordaje laparoscópico, permitiendo una rápida movilización del paciente y una recuperación mucho más rápida que en el caso de que la cirugía se realice mediante cirugía abierta. En tal caso, se realiza mediante analgésicos habituales.

POSIBLES COMPLICACIONES
Durante la cirugía laparoscópica, el cirujano podría necesitar cambiar a una suprarrenalectomía abdominal abierta dependerá de la experiencia del equipo quirúrgico. Esto puede suceder en los siguientes casos:

  • Importantes adherencias que impidan un abordaje laparoscópico adecuado.
  • El tumor suprarrenal es mayor de lo esperado o infiltra órganos vecinos.
  • El cirujano no es capaz de ver correctamente las estructuras en el abdomen.
  • Sangrado importante durante la cirugía que impida el control mediante laparoscopia. (Este riesgo es mayor cuanto menos experiencia tiene el cirujano)

En otras ocasiones, en función de las características del tumor, es necesario convertir la cirugía por aumento excesivo de la presión arterial o de la frecuencia cardíaca, como ocurre con algunos feocromocitomas. Si bien esto ocurre en un porcentaje muy pequeño de las cirugías y disminuye con un buen manejo anestésico y sobretodo quirúrgico. No tocar la glándula durante la cirugía disminuye este riesgo.

ESTANCIA HOSPITALARIA
Los días de estancia varían en función del tipo de cirugía, siendo de 4-6 días en el caso del abordaje abierto clásico y de 1 a 2 días para el abordaje laparoscópico.

RESULTADOS
El tiempo de recuperación después de una suprarrenalectomía abdominal abierta puede llevar de 4 a 6 semanas. El tiempo de recuperación después de una suprarrenalectomía laparoscópica puede ser de sólo 7 a 10 días.

Será necesario que se realice controles minuciosos para verificar si su cuerpo está produciendo la cantidad adecuada de hormonas esteroideas o para verificar que esté tomando la dosis correcta de esteroides.

Dr. Mario Serradilla Martín
Director Adjunto CLB Granada

Cirugía de la vesícula y de la vía biliar

Hace muchos años, cuando su cirujano recomendaba la extirpación de la vesícula biliar, uno pensaba acerca de la experiencia de un familiar o amigo sometido a esta cirugía con anterioridad. Estas personas tenían una gran incisión y probablemente habían tenido mucho dolor después de la cirugía, pasaron varios días en el hospital y no regresaron a su trabajo hasta pasadas 4 o 6 semanas. Hoy en día,  la extracción de la vesícula biliar es una de las cirugías más frecuentes llevadas a cabo en nuestro país. La mayoría de las cirugías de vesícula son realizadas por laparoscopia. El nombre médico de este procedimiento es colecistectomía laparoscópica.

¿Qué es la vesícula biliar?
La vesícula biliar es un órgano en forma de pera que se sitúa debajo del lado derecho del hígado. Su función principal es la colección y concentración de un líquido digestivo (bilis) producido por el hígado. La bilis es liberada por la vesícula después de comer, ayudando a la digestión. La bilis viaja a través de la vía biliar hacia el intestino delgado.

cirugía de la vesícula y de la vía biliar

¿Cuáles son las causas de los problemas de la vesícula biliar?
Los problemas de la vesícula biliar son usualmente causados por la presencia de cálculos, los cuales son pequeñas piedras compuestos principalmente de colesterol y sales biliares y se forman en la vesícula o en la vía biliar. Estos cálculos pueden obstruir la salida de la bilis de la vesícula, causando su inflamación y produciendo dolor abdominal agudo, vómitos, indigestión, y ocasionalmente, fiebre. Esto es lo que se llama colecistitis aguda que, en muchas ocasiones, requiere cirugía urgente. Si el cálculo obstruye el colédoco, se puede producir ictericia (color amarillo en la piel) y/o colangitis, en el caso de sobreinfección, requiendo otra técnica denominada CPRE para su extracción. Cuando esta no es posible, también es necesaria la intervención quirúrgica.

Diagnóstico y tratamiento
El método diagnóstico utilizado para detectar los cálculos en la vesícula es la ecografía abdominal. En casos más complejos, es necesaria la realización de una colangioresonancia magnética para detectar los cálculos en la vía biliar. Los cálculos no son expulsados por sí mismos. Algunos pueden ser manejados temporalmente con tratamiento médico o con dietas especiales, para suspender la absorción de grasa. Este tratamiento tiene a corto tiempo una baja tasa de éxito y los síntomas continuarán hasta que la vesícula se extraiga. La colecistectomía es el tratamiento estándar y seguro para la patología de la vesícula biliar.

¿Cómo se realiza la colecistectomía?
Siempre se realiza bajo anestesia general. Se introduce una aguja a través del ombligo para llenar la cavidad con CO2, que es el gas que vamos a utilizar para realizar la intervención. A través de 3 o 4 orificios de 0,5 o 1 cm se introduce una cámara y el instrumental para realizar la intervención, que podremos ver en una pantalla de televisión. Ante la sospecha de piedras en la vía biliar, es necesaria la realización de una colangiografía o bien una exploración con coledoscopio, para identificar cálculos los cuales pueden estar localizados en la vía biliar o asegurar que las estructuras anatómicas han sido identificadas. Si el cirujano encuentra cálculos en el colédoco se pueden extraer usando dicho coledoscopio o puede ser necesaria convertir la cirugía a una cirugía abierta con el objeto de extraer todos los cálculos en esta cirugía. Una vez se halla extraído la vesícula, las pequeñas incisiones son cerradas puntos o grapas.

colecistectomia

 

 

 

 

 

 

 

 

Ventajas de la laparoscopia
Las ventajas de la cirugía laparoscópica son:

  • Mínimo dolor postoperatorio.
  • Recuperación más rápida que los pacientes operados con la cirugía convencional.
  • Corta estancia hospitalaria (24 horas). Incluso hay pacientes que pueden irse a casa el mismo día de la intervención.
  • Rápida incorporación a las actividades normales.

cirugía colecistectomía

¿La colecistectomía laparoscópica es segura?
Numerosos estudios médicos muestran que la tasa de complicaciones de la cirugía laparoscópica de vesícula es comparable a la tasa de complicaciones de la cirugía tradicional de la vesícula cuando se realiza por un cirujano adecuadamente entrenado.

 

 

 

 

Dr. Carlos Ballesta
Director Médico CLB

Reflujo gastroesofágico y hernia de hiato

El reflujo gastroesofágico (ERGE) es una de las enfermedades más frecuentes en la patología digestiva. Se caracteriza por paso del alimento junto con ácido gástrico desde el estómago hacia el esófago, y en numerosas ocasiones, hasta la boca y las vías respiratorias. El reflujo normalmente es del contenido ácido del estómago y produce una irritación del esófago denominada esofagitis.

La causa más frecuente es que el cardias, mecanismo esfinteriano que existe en el esófago en su unión con el estómago, no funciona correctamente y el ácido del estómago pasa al esófago. La mucosa del esófago no está preparada para soportar el pH ácido del líquido gástrico y hace que se produzcan los síntomas. En otras ocasiones, además hay un paso de parte del estómago hacia la cavidad torácica, lo que se denomina hernia de hiato.

¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas más frecuentes del reflujo gastroesofágico (ERGE) y la hernia de hiato son:
- Acidez (sensación de ardor detrás del esternón).
- Regurgitación (paso del contenido gástrico a la boca).
- Tos irritativa, sensación de ahogo y dolor torácico o de garganta, si se produce el paso del contenido gástrico a las vías respiratorias.

Inicialmente se producen lesiones en la mucosa del esófago por irritación permanente del mismo. Posteriormente, si no se trata de forma adecuada, puede ocasionar lesiones premalignas (esófago de Barrett) o incluso tumores malignos.

¿Cómo se diagnostica?
Las pruebas diagnosticas que hay que realizar para confirmar la sospecha clínica son:
- Endoscopia digestiva alta (gastroscopia): permite valorar la presencia de hernia de hiato y lesiones asociadas en la mucosa esofágica (esofagitis, esófago de Barrett, tumores, etc).
- pHmetría: confirma la presencia de ácido gástrico en el esófago.
- Manometría: permite confirmar la disfunción del esfínter esofágico inferior.

Tránsito esófago-gastro-duodenal: resulta útil ante la presencia de hernias de gran tamaño, con el fin de programar la técnica quirúrgica más adecuada.

reflujo gastroesofágico y hernia de hiato

¿Cuándo debe operarse?
La cirugía está indicada en los siguientes casos:
- Persistencia de los síntomas a pesar del tratamiento médico.
- Presencia de lesiones potencialmente malignas: esófago de Barrett , etc.
- Dependencia del tratamiento médico durante toda la vida para el control de los síntomas.

Técnica quirúrgica
Actualmente, este tipo de intervención se realiza por vía laparoscópica, lo que implica menor agresión quirúrgica, incisiones de pequeño tamaño, reincorporación a la vida laboral de forma precoz, menor índice de complicaciones y menor dolor postoperatorio.

No obstante, la técnica realizada es la misma que en cirugía convencional y consiste en el cierre de los pilares del diafragma (por donde el estómago se hernia a la cavidad torácica) y la realización de una funduplicatura (rodear el final del esófago con parte del estómago a modo de “bufanda”). El paciente puede tolerar líquidos en 24 horas y ser dado de alta de forma precoz.

Detalle técnica quirúrgica para reflujo gastroesofágico

 

 

 

 

 

 

Dr. Mario Serradilla
Director Adjunto de CLB Granada

Dieta tras la Cirugía Bariátrica y Control de Nutrientes

El control nutricional del paciente sometido a cirugía bariátrica tiene los siguientes fines:

  1. Reincorporar una ingesta adecuada.
  2. Detectar y tratar posibles déficits nutricionales.
  3. Conseguir que el paciente mantenga unos hábitos dietéticos y estilo de vida que le permitan conseguir y mantener un peso adecuado, una buena calidad de vida y un estado general satisfactorio.

La reintroducción de la dieta se hace de forma progresiva, iniciándose una dieta líquida en múltiples tomas y finalizando con una dieta sólida en 6-12 semanas, dependiendo de la tolerancia del paciente.

En las primeras 24 horas tras la cirugía bariátrica y tras la realización de un tránsito para descartar complicaciones, se inicia dieta con líquidos en múltiples tomas y pequeños volúmenes, que se hará progresivo en consistencia y cantidad (líquidos espesos). Debido a que esta dieta es deficitaria en proteínas, debe de acompañarse de batidos proteicos tipo Optisource® o Vegefast Diet®. Tras esa fase, se pasará a una semilíquida, añadiéndose posteriormente de forma progresiva triturados de hidratos de carbono (patatas, verduras, legumbres sin piel, etc.), carnes blancas, pescados o huevos.Dieta tras la Cirugía Bariátrica y Control de Nutrientes

Normalmente, a las 6-8 semanas de la cirugía bariátrica el paciente introducirá una ingesta sólida que terminará en una ingesta normal, incorporando a su dieta la mayor parte de los alimentos. Esta ingesta normal se acompaña de una serie de recomendaciones con la idea de prevenir complicaciones, conseguir una pérdida de masa grasa adecuada y mantener un peso correcto. Dichas recomendaciones son las siguientes:

  1. Evitar el estrés durante las comidas, comer despacio y masticar bien los alimentos. Las comidas principales (almuerzo y cena) deben durar entre hora y hora y media.
  2. Tomas frecuentes a lo largo del día (5-6 veces) y de pequeño volumen, evitando alimentos muy fríos o muy calientes.
  3. Mantener una ingesta adecuada de líquidos (1-1,5 litros/día en tomas de 100 ml), procurando no beber durante las comidas (hacerlo media hora antes o media hora después).
  4. Aporte adecuado de proteínas, tomando antes los alimentos proteicos.
  5. Consumo reducido de grasas, incluyendo carnes no grasas y pescados blancos, evitando fritos y salsas.
  6. Evitar hidratos de carbono simples (sobre todo bebidas azucaradas).
  7. Consumo abundante de fibra.
  8. Evitar cítricos durante las primeras semanas y el alcohol.
  9. Si existe intolerancia a la lactosa, sustituir por yogur o leche sin lactosa.
  10. Tomar suplementos vitamínicos al menos durante los primeros meses tras la cirugía.

En las técnicas restrictivas la progresión de líquidos a sólidos precisa más tiempo que con otras técnicas. La regurgitación es frecuente en los primeros meses, aunque en caso de vómitos persistentes tendremos que controlar la vitamina B1 o tiamina. En ocasiones, habrá que suministrar hierro oral y suplementos vitamínicos a mujeres fértiles o pacientes con pérdidas abundantes. En el by-pass gástrico se evitaran los hidratos de carbono simples (frutas, leche, hortalizas, dulces…) así como los laxantes para evitar el síndrome de Dumping (molestias y problemas gastrointestinales secundarios a la cirugía).

Tratamiento preventivo de las complicaciones nutricionales y metabólicas en el by-pass gástrico
El control rutinario del estado nutricional es  fundamental tras cualquier tipo de cirugía de la obesidad, aun en ausencia de vómitos, diarrea o restricciones calóricas. No siempre será necesario el aporte vitamínico complementario, depende del tipo de técnica y las condiciones del paciente.

Los cambios en la anatomía del intestino hacen que la aparición de déficits de nutrientes sea más frecuente que en técnicas restrictivas puras, pero mucho menor que en otras como la derivación biliopancreática o el cruce duodenal.

Se recomiendan revisiones al mes, 3 meses, 6 meses, al año y cada 12 meses tras la cirugía. En estos seguimientos se harán controles analíticos valorando: hemograma, glucosa, electrolitos, hierro, ferritina, vitamina B12, función hepática, lípidos, vitamina D, etc.

Déficits de nutrientes.

  • Hierro. Su déficit es habitual en mujeres de edad fértil, producido por la disminución de la ingesta (mala tolerancia a las carnes rojas), alteración de la acidez gástrica y exclusión de la zona de absorción principal (duodeno y yeyuno proximal). Deberá suplirse con sulfato o gluconato ferroso. La vitamina C mejora la absorción del hierro, por lo que puede asociarse. En caso de no tolerarse vía oral o de no corregirse los niveles de hierro en sangre deberá administrarse vía intravenosa, aunque esto es excepcional.
  • Vitamina B12. Su déficit se debe tanto a una disminución en su liberación de los alimentos que la contienen, como de la formación del complejo factor intrínseco-vitamina B12 (debido a la exclusión gástrica). Lo normal es que el déficit no produzca síntomas, si bien puede existir clínica digestiva (anorexia y diarrea), mucocutánea (estomatitis angular y glositis), anemina megaloblástica y neurológica. En caso de déficit se puede administrar de forma oral diariamente o intramuscular una vez al mes.
  • Calcio y vitamina D. El déficit de calcio es derivado de una ingesta insuficiente de calcio y una malabsorción de vitamina D. Las consecuencias pueden ser un hiperparatiroidismo secundario, pérdida de masa ósea e hipocalcemia. Por tanto, se precisan mediciones constantes de calcio, vitamina D y del metabolismo óseo. En caso de aparición de osteoporosis será necesario aparte de la administración de calcio y vitamina D el tratamiento con bifosfonatos.
  • Ácido fólico. Es raro en pacientes que toman complementos multivitamínicos, por lo que su control sistemático es innecesario. Si habrá que tenerse en cuenta en caso de anemia por déficit de vitamina B12.
  • Vitamina 1 (tiamina). Puede ocurrir por déficit de absorción o por vómitos de repetición.  Al igual que en el caso anterior, no es necesario su seguimiento en casos de tomar complejos multivitamínicos. En caso de vómitos prolongados de deben controlar los niveles de tiamina. Entre sus síntomas destacan los neurológicos, que aparecen a los 1-3 meses de la cirugía.
  • Otras vitaminas liposolubles. Anualmente es conveniente medir los niveles de vitamina A y E, así como de vitamina K. El déficit de vitamina A es raro, pero fácilmente reversible con suplementos orales. En casos de niveles bajos de vitamina K se han descrito disminución de la actividad de protrombina (parámetro de la coagulación de la sangre), que responde bien al tratamiento. Los síntomas se controlan con cambios dietéticos: tomas pequeñas y frecuentes, evitando los líquidos en las comidas y los hidratos de carbono simples y aumentando la fibra y la ingesta de proteínas. La hipoglucemia (niveles bajos de azúcar en sangre) es una complicación rara, la mayoría reactiva a un síndrome de dumping tardío.

Cálculos renales y biliares
Los cálculos renales son de oxalato cálcico, debido al aumento de excreción de oxalato en el riñón, ya que aumenta su absorción a nivel del colon, favorecido por la disminución de la ingesta de calcio y la deshidratación. Se debe disminuir la ingesta de oxalato en la dieta (espinacas, remolacha, frutos secos, etc.), mantener una buena hidratación y administrar cantidades adecuadas de calcio y citrato potásico.

La rápida pérdida de peso tras la cirugía favorece que aparezcan cálculos biliares  en el 17% de los by-pass (90% en las derivaciones biliopancreáticas). Se puede intentar prevenir administrando ácido ursodesoxicólico.

En nuestra experiencia, tras más de 3000 intervenciones de cirugía bariátrica, incluyendo más de 2000 by-pass gástricos, los déficits nutricionales representan menos del 5% y solo se tratan aquellos que se detectan en los controles periódicos. Siguiendo los consejos nutricionales antes descritos y con la ayuda de suplementos vitamínicos durante los primeros meses tras la cirugía, los déficits, aunque posibles, no son habituales, permitiendo al paciente realizar una vida prácticamente normal.