En países como Estados Unidos, se ha visto que la prevalencia de obesidad en pacientes mayores de 60 años ha aumentado de un 32 a un 37% en la última década.
La obesidad se considera uno de los principales factores de riesgo en las personas mayores, estando al mismo nivel que el tabaco. Respecto al riesgo de la cirugía bariátrica (de la obesidad) en estos pacientes mayores, ha disminuido espectacularmente, siendo en el momento actual menor que el de prótesis de cadera.
Actualmente, la tendencia de los centros de referencia en cirugía de la obesidad no es establecer un límite taxativo para la realización de esta cirugía, sino realizar una valoración personalizada de los pacientes candidatos. Los mayores de 60 años se pueden incluir en programas de cirugía bariátrica y en los mayores de 70 años tampoco existe una contraindicación absoluta, pero habrá que realizar un examen preoperatorio más exhaustivo. En la literatura es muy infrecuente encontrar pacientes mayores de 75 años intervenidos.
Los ancianos obesos son más propensos a desarrollar complicaciones pulmonares, por una disminución de la capacidad funcional y del volumen respiratorio. El peso de la grasa en la pared torácica y la resistencia a la motilidad del diafragma determinado por la grasa abdominal, afecta negativamente al sistema respiratorio. De ahí la importancia de realizar esta cirugía por laparoscopia.
En el estudio preoperatorio hay que incidir en los tratamientos y medicamentos que toman estos pacientes, pues es muy frecuente que estén tomando mucha medicación. Eso es importante para valorar interacciones entre unos fármacos y otros y de estos con las drogas anestésicas.
La edad por sí misma es un factor de riesgo para la cirugía bariátrica, al igual que el peso y el sexo masculino, pero todos pueden ser controlados por un equipo entrenado y una cuidadosa selección y preparación del paciente. Con frecuencia, la edad engloba problemas de tipo social y/o económico y en muchos casos supone un criterio de exclusión por parte de los sistemas sanitarios.
Habitualmente, en el estudio preoperatorio los pacientes mayores presentan más enfermedades asociadas que los más jóvenes. Las más frecuentes son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la dislipemia, la apnea del sueño y la osteoartropatía de sobrecarga. Además, no es raro encontrar a pacientes con movilidad muy reducida, hasta el punto de utilizar una silla de ruedas, siendo esto excepcional en pacientes más jóvenes. La mejora de estas comorbilidades, acompañada por la disminución de medicación consumida, supone un cambio muy significativo en la calidad de vida de los pacientes mayores.
Aunque las mujeres mayores tienden a perder menos peso que las que son más jóvenes, la pérdida es aún importante y significativa, con la reducción asociada de diabetes, hipertensión, dislipemia y enfermedades coronarias. Además, normaliza la supervivencia y mejora la calidad de vida, cuya trascendencia es especial para estas mujeres que desean vivir para sus hijos y nietos.
Resultados de la cirugía
En los pacientes mayores se han utilizado todas las técnicas de cirugía bariátrica. En las publicaciones revisadas, las más utilizadas, en orden decreciente, son: by-pass gástrico, gastroplastia vertical anillada, gastrectomía vertical, derivación biliopancreática y cruce duodenal, con una abrumadora diferencia a favor del by-pass. Algunas técnicas como la gastroplastia vertical anillada tienden a desaparecer; otras como la gastrectomía vertical y la banda gástrica están emergiendo, siendo el resto excepcional. Lo que no cabe duda es que la laparoscopia es la vía de abordaje de elección.
Aunque hay datos contradictorios, los pacientes mayores parecen sufrir más complicaciones postoperatorias; motivo por el cual se ha de vigilar con especial atención la trombosis venosa profunda, las complicaciones respiratorias y las hemorragias.
La mayoría de las series actuales comunican una mortalidad nula, aunque históricamente se asociaba a pacientes con problemas cardíacos, hepáticos o renales y a la cirugía abierta.
Evolución del peso y de las comorbilidades
La mayoría de las publicaciones coinciden en que los mayores pierden menos peso que el resto de los pacientes. Comparando las técnicas, pierden mejor con el by-pass gástrico que con las gastroplastia o la banda gástrica.
Las comorbilidades preexistentes mejoran de forma significativa en todos los pacientes, sin diferencias entre jóvenes y mayores. La diabetes, el asma, la dislipemia y la apnea del sueño mejoran más que la hipertensión arterial o los problemas articulares. Esta mejoría se refleja en la disminución de la medicación que toman. Un dato muy importante respecto a la dependencia y calidad de vida de estos pacientes es mejorar su movilidad y autonomía, prescindiendo o disminuyendo la necesidad de soportes ortopédicos, incluso el uso de la silla de ruedas.
Dr. Mario Serradilla Martín
Director Adjunto CLB Granada